El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes
Tatiana Tibuleac
Impedimenta, 2016
La novela de la moldava es el ejemplo perfecto de “mostrar y no contar”. Se trata de una narración en primera persona sumamente emotiva, que recuerda aquellos monólogos interiores inaugurales de los movimientos modernistas de principios del siglo XX. Un adolescente, que al comienzo de la narración anuncia que aborrece a su madre, hace un recuento del último verano que pasó con ella. En un juego cronológico entre pasado y presente narra la vivencia de aquel verano, junto a otros hechos: es un pintor famoso, víctima de problemas mentales, con una infancia marcada por el abandono tras la muerte de su pequeña hermana y ha quedado inválido en un accidente con su mujer.