Brave New World (Un mundo feliz) – 1932
Aldous Huxley
Harperperennial, 1989 (English)
Calificación: 4,8/5
Entre la utopía y la distopía el autor modernista, seguramente afectado por los nefastos efectos de la primera guerra mundial, publica en 1932 esta novela futurista que presenta un mundo dominado por un gobierno totalitarista y autoritario que controla a la sociedad a partir de la tecnología.
La novela inicia en Londres en un año que se cuenta a partir de Henry Ford (fundador de Ford Motor Company), con un grupo de estudiantes que recorren los laboratorios en los cuales se reproducen de manera artificial todos los miembros de la sociedad. Los bebés se clonan y nacen en los centros de acondicionamiento; se crían de acuerdo con el papel que deben desarrollar y se educan con la idea primordial de mantener la estabilidad y generar producción. La libertad sexual y el consumo de una droga específica que asegura la felicidad son los pilares del esquema de gobierno que garantizan esa sociedad progresista y estable.
Por otro lado, el autor presenta una reserva en Nuevo México donde los miembros de la comunidad mantienen las prácticas de tener hijos, familia, el individuo y unos códigos éticos que equivalen a la barbarie.
Los temas que satiriza y recalca el autor a partir de una narración entretenida y dinámica son: la tecnología como instrumento de control de la sociedad; la inexistencia del individuo, ya que todos sirven a la sociedad y la sociedad es un todo; la sociedad de consumo y la necesidad de un sistema masivo de producción; la felicidad a partir del apetito sexual y las drogas ya que los miembros de la comunidad viven en un mundo perfecto; el tema político del riesgo de los gobiernos totalitaristas, entre otros.
Los personajes están muy bien desarrollados y presentan la trama de manera clara y divertida. Representan los clásicos problemas de la civilización / barbarie que expuso la literatura decimonónica de una manera moderna y adaptada a la problemática social del siglo XX. El diálogo con algunas de las obra Shakespeare le sirve a John (el personaje que proviene de “lo salvaje”) para comprender el mundo y sus pasiones.