Historia de la literatura: plumas transgresoras
Introducción
En esta Historia de la Literatura empezamos un nuevo capítulo con la intención de recopilar escritores y escritoras que a lo largo de la historia se han atrevido a romper patrones culturales y lo han hecho a través de sus plumas. Personas que directa o indirectamente han escrito y publicado en contra de los sistemas políticos, religiosos y sociales. Autores que deciden poner por escrito lo que pertenecía a la tradición oral; autoras que a pesar de ser mujeres y pertenecer a sistemas patriarcales, se atreven a escribir; hombres y mujeres que desafían el mandato religioso y escriben más allá de lo que deberían; gente que ha dibujado e interpretado el mundo sin importar el régimen prestablecido y cuyas obras han marcado un referente en la historia de la literatura.
Clorinda Matto de Turner: escritora, periodista, activista y educadora
Clorinda Matto fue una de las plumas más transgresoras y relevantes no solo de las letras peruanas, sino de la literatura latinoamericana de finales del siglo XIX y comienzos del XX. A través de su pluma se dedicó a defender los derechos de los pueblos indígenas, de las mujeres de su tiempo y a criticar las injusticias de la sociedad peruana. Fue una figura controvertida, apreciada, repudiada y, por momentos, olvidada, pero su papel fue fundamental en la historia de las letras y el periodismo peruano.
Edith Wharton: entre las letras y el diseño
La escritora neoyorquina Edith Wharton ocupa un lugar fundamental en la literatura estadounidense de finales del siglo XIX y principios del XX. Fue una mujer polifacética y, sin duda, una pluma transgresora y prolífica que se atrevió a desafiar numerosas convenciones. La reseña de The New York Times de 1905, de la novela The House of Mirth (La casa de la alegría) —la historia de la huérfana Lily Bart, soltera y que lucha por tener independencia económica— menciona que la alta sociedad de Nueva York se escandalizó y enfureció con esta novela. Afirma una de las cartas al editor del periódico que es una novela original en estilo y contenido, que retrata con precisión a la sociedad neoyorquina, pero que “el medio en el que ha situado sus dramatis personae es tan fascinante como trillado y vulgar. Si esta es una imagen verdadera de la sociedad, escrita con el arte y el conocimiento de quien se dice que es miembro de ella, ¡qué cuadro tan espantoso presenta!” (The New York Times Book Review, Clarkson Potter/Publishers, 2021, p. 61).
Bram Stoker: vampirismo y literatura
La mayoría de nosotros traemos de nuestro imaginario fantástico la historia de Drácula (1897) cada vez que se nos pregunta por vampiros. El famoso conde Drácula no solamente se convirtió en uno de los símbolos del vampirismo, sino también de la novela gótica romántica. Si bien la literatura de vampiros ha existido desde los clásicos griegos, ha pasado por la tradición oral, ha formado parte de mitos y leyendas de diferentes culturas, considero que Bram Stoker es una pluma transgresora por crear un personaje que ha traspasado las barreras del tiempo y que se ha convertido en referente de la literatura universal.
Harriet Beecher Stowe: entre el abolicionismo y el feminismo
Regresamos en este espacio al continente americano, esta vez de la mano de una escritora fundamental para las letras estadounidenses y, sin duda, una pluma sumamente transgresora. Se trata, nada menos, que de la autora de la famosa Cabaña del tío Tom (1852), una novela que expone la crueldad de la esclavitud. Cuenta Stefan Bollman en Women who Write are Dangerous (Abbeville Press, 2018, p. 74) que el mismo Abraham Lincoln se refirió a ella como una de las causantes de la guerra civil y explica que, obviamente, la afirmación de Lincoln es exagerada, pero que es indiscutible el impacto sociopolítico que tuvo la novela en el colectivo, en los años previos a una de las guerras más feroces de la historia norteamericana (la guerra de Secesión, entre 1861 y 1865)
Nikolái Gogol: el maestro de la sátira
Dice la cita con la que inicio esta reflexión que un hombre se despierta una mañana y se percata de que no tiene nariz. Al comienzo de la novela nos damos cuenta de que otro hombre encuentra esa nariz en su bolsillo. Esa es la trama de La nariz (1836), una novela irónica, realista, o mejor, surrealista, y uno de los tantos ejemplos de lo que era la prosa de Nilolái Gógol, mordaz y sumamente transgresora. Los relatos del ucraniano son urbanos; el contexto espacial es San Petersburgo (capital del imperio ruso de la época); se caracterizan por tener un trasfondo de crítica social tanto al comportamiento del colectivo como a la corrupción de las autoridades, a la burocracia, a la actitud indiferente y mercantilista de las personas que habitan la ciudad.
Mercedes Cabello de Carbonera: Positivismo y Realismo
Las tendencias de la novela realista en Europa, junto con el Naturalismo y el Positivismo, inspiraron a la peruana Mercedes Cabello de Carbonara a escribir novelas que dialogaban con el comportamiento social del momento. Se le ha atribuido ser la pionera de la novela realista en el Perú. Además, en varios de sus ensayos se perfila un discurso feminista, que resalta la defensa de los intereses nacionalistas e identitarios. Así, temas como la educación, la familia, el matrimonio, las consecuencias de la guerra, el papel de la mujer en las nuevas naciones y muchas otras temáticas sociológicas rezuman de la obra de Cabello.
Hans Christian Andersen: el maestro de los cuentos de hadas
Hans Christian Andersen se convirtió en referente fundamental de la literatura. Se trata de una pluma transgresora porque es uno de los autores más admirados e influyentes en la historia de la literatura escrita para un público infantil o juvenil en un momento en el que ni siquiera existía esa categoría. Su legado, en especial sus cuentos de hadas, ha cautivado a lectores y lectoras del mundo entero por más de dos siglos, de hecho, en nuestro imaginario infantil siempre aparece alguno de sus cuentos.
William Makepeace Thackeray, crítico de la vanidad victoriana
Son tres las razones por las que considero que el autor de la conocida novela inglesa La feria de las vanidades (Vanity Fair, 1848) es una pluma transgresora: la primera, porque William Makepeace Thackeray fue uno de los primeros autores en introducir la figura de una mujer protagonista que va en contra de lo establecido éticamente, en una sociedad moralista y sumamente juzgadora como la victoriana del siglo XIX; la segunda por su prosa mordaz, crítica y satírica de la sociedad inglesa, y, la tercera, por su vida misma, repleta de altibajos, contradicciones, pasiones sexuales y enredos amorosos.
Emily Dickinson: silencio, soledad y naturaleza
Emily Dickinson (1830-1886) fue una de las poetas más importantes de Estados Unidos de América. Escribió aproximadamente dos mil poemas, aunque la mayoría de ellos solo se publicaron después de su muerte. Su pluma se puede considerar transgresora y original por combinar en su obra diversas miradas de su contexto: la de la tradición puritana, la del Romanticismo americano, la del papel de la mujer, aquella del Modernismo e incluso una visión posmoderna de su realidad.
Mark Twain: pionero del realismo americano
Después de terminada la Guerra de Secesión (guerra civil estadounidense), Mark Twain introdujo un nuevo discurso en las letras americanas: una voz atrevida, desafiante, sonora y al mismo tiempo infantil. Se trata de una pluma transgresora y fundamental que inserta el humor, la cotidianeidad, los dichos coloquiales y, sobre todo, el folclor. Fue el pionero del realismo americano, ya que, a partir de directrices regionalistas, rompe con los esquemas del Romanticismo que todavía estaban presentes en la costa este, que aun expresaba tramas idealizadas, espirituales y sentimentales. Twain innovó con argumentos y descripciones de la vida del río Mississippi y sus alrededores y logró reunir en su obra los temas sociopolíticos del momento, como la problemática racial.
Emilia Pardo Bazán: naturalismo y feminismo
Emilia Pardo Bazán (1851-1921) es una de las plumas más transgresoras de la literatura española de finales del siglo XIX y principios del XX. Su discurso y su prosa presentan una ruptura por tres razones: la primera porque su narrativa es contestataria y querellante. Reclama al colectivo patriarcal igualdad entre hombres y mujeres en las esferas social, cultural y política. La segunda, porque abanderó en España el movimiento naturalista instaurado por Émile Zola en Francia (uno de sus ensayos principales, “La cuestión palpitante” (1882) es sobre este autor y su tendencia narratológica). La última, porque se atrevió a desafiar las exigentes convenciones sociales y morales de la época con su divorcio y su vida romántica posterior.
Joseph Conrad: el autor de lo insólito
Joseph Conrad es considerado uno de los autores más relevantes de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Su pluma es transgresora y novedosa, en especial, por la forma como logra yuxtaponer cuestiones sociológicas como el colonialismo, los enfrentamientos culturales y el paisaje exótico con asuntos personales, morales y éticos: el miedo, la culpa y el hambre de poder.
Arthur Conan Doyle: el pionero de la deducción en la novela de detectives
Desde la publicación inicial en el periódico Beeton’s Christmas Annual en 1887, Sherlock Holmes ha sido uno de los personajes de ficción más aplaudidos y representados no solo en el imaginario literario europeo, sino del mundo entero, ya que su obra ha sido traducida a varios idiomas; llevada al cine, a la televisión, a la animación, al teatro, a los juegos de video, a la novela gráfica, y reinterpretada en diferentes contextos temporales y espaciales. El escocés Arthur Conan Doyle escribió novelas, poesías, ensayos y teatro.
Emilia Serrano (baronesa de Wilson): la española relatora de América
Las narraciones de viajes eran muy comunes en los siglos XVIII y XIX, sobre todo en el Reino Unido y en Francia. En España también se difundían este tipo de textos, pero en menor medida. Lo que no era usual era que fueran escritos por una mujer y menos que correspondieran a experiencias vividas en los múltiples viajes que hizo a América, donde recorrió desde Canadá hasta la Patagonia. Santiago Posteguillo se refiere así a esta pluma transgresora: “La baronesa de Wilson, […] es la autora de los libros de viajes más importantes de nuestra tradición literaria [la española] y la que mejor ha descrito el continente americano en su geografía, en su historia y en su política.
Walt Whitman: el poeta del cuerpo
La mayoría de las personas tienen en su imaginario literario alguno de los versos de Whitman y la idea del poeta estadounidense más relevante de todos los tiempos. Aunque, posiblemente en su momento no fue considerado como tal, Walt Whitman le dio un vuelco a la poesía americana. Presentó una novedosa visión en el lenguaje poético; introdujo al hombre y a la mujer del común como sujetos de sus versos; innovó en la versificación de la naturaleza y el poder del cuerpo humano; hizo referencia a la estética urbana; puso a dialogar el concepto de democracia con la poesía y escandalizó a la sociedad con alusiones sexuales crudas y directas.
Las hermanas Brontë: entre la pasión y el misterio
En este espacio de historia de la literatura hemos hecho referencia a Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, como una de las obras referenciales del Romanticismo gótico inglés. En Plumas transgresoras hemos considerado pertinente empaquetar a las hermanas Brontë por ser una familia que rompió con los esquemas narrativos preestablecidos e insertó la huella indeleble de la narrativa victoriana en la literatura universal. Las tres hermanas escribieron y publicaron obras literarias bajo seudónimos de hombres, para que las tomaran en serio: Charlotte publicaba sus escritos como Currer Bell; Emily, como Ellis Bell, y Anne, como Acton Bell.
Nathaniel Hawthorne: entre el puritanismo y la consciencia política
La obra del estadounidense Nathaniel Hawthorne forma parte de los grandes clásicos de la literatura norteamericana del siglo XIX. A mi juicio, se trata de una pluma transgresora porque, como lo sugirió Henry James, La letra escarlata (1850) fue la primera gran novela del Nuevo mundo. Pero, además, presenta una ruptura con la forma de narrar, porque si bien innova en la prosa, al referirse a temas y obsesiones del pasado de Salem (su tierra natal) y las ironías e injusticias de los puritanos que emigraron a Nueva Inglaterra, también expresa en sus escritos un compromiso explícito con la situación política y social del siglo XIX en los Estados Unidos de América.
George Sand: tras la máscara de varón
Como tantas otras escritoras, la francesa George Sand (1804-1876) desafió a la sociedad de su momento no solo por usar el nombre de un hombre para la autoría de sus escritos, sino porque, además, se vestía como uno en ciertas actividades literarias a manera de protesta. Pero también la incluyo dentro de este corpus de “Plumas transgresoras” por su vida personal, ya que fue una de las primeras mujeres de su círculo social en separarse de su marido, en lograr su sustento a partir de la literatura y por su lema de libertad y autonomía reflejada en sus escritos que abogan por los principios de la reciente Revolución Francesa.
Gertrudis Gómez de Avellaneda: defensora de los esclavos y las mujeres
La hispano-cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873) fue una pluma transgresora por escribir novelas, teatro, poemas y cartas en un momento de la historia cubana, en el que la mujer estaba conminada a las labores hogareñas. Pero, además, sus tramas son sumamente transgresoras, pues compara la situación de la mujer a la de los esclavos. Fue una de las principales representantes de la novela romántica en Cuba.
E. T. A. Hoffmann: entre la fantasía y la ironía
Hoffmann fue famoso por sus relatos, dibujos y obras musicales y por ser un artista polifacético. A mi juicio, una pluma muy transgresora por su forma de expresar la realidad; por la manera como presenta la ambivalencia de lo siniestro y lo fantástico en la vida cotidiana; por explorar el comportamiento de los seres humanos en sociedad y expresarlo de forma irónica en sus escritos.