Historia de la literatura: plumas transgresoras
Introducción
En esta Historia de la Literatura empezamos un nuevo capítulo con la intención de recopilar escritores y escritoras que a lo largo de la historia se han atrevido a romper patrones culturales y lo han hecho a través de sus plumas. Personas que directa o indirectamente han escrito y publicado en contra de los sistemas políticos, religiosos y sociales. Autores que deciden poner por escrito lo que pertenecía a la tradición oral; autoras que a pesar de ser mujeres y pertenecer a sistemas patriarcales, se atreven a escribir; hombres y mujeres que desafían el mandato religioso y escriben más allá de lo que deberían; gente que ha dibujado e interpretado el mundo sin importar el régimen prestablecido y cuyas obras han marcado un referente en la historia de la literatura.
Miguel Ángel Asturias: narrativa fundacional e identidad cultural
Con una pluma tan poética como combativa, Miguel Ángel Asturias rompió las fronteras entre lo mítico y lo político, entre lo real y lo maravilloso, para fundar una literatura enraizada en la identidad latinoamericana y comprometida con la denuncia social.
Las transgresiones de la pluma del guatemalteco Miguel Ángel Asturias fueron varias: la fusión en la literatura de la mitología indígena con las problemáticas sociales y políticas de la región; la utilización de un estilo vanguardista y moderno, que integró elementos surrealistas y la combinación de lo fantástico con lo político. Asimismo, estableció las bases de la novela de dictador en América Latina y se convirtió en un referente de las letras universales.
Jean Genet: marginalidad y literatura del absurdo
El francés Jean Genet fue escritor, dramaturgo, poeta y activista político. Su pluma encaja con exactitud milimétrica en la categoría de “pluma transgresora” porque su vida y obra estuvieron marcadas, precisamente, por la transgresión en muchos sentidos. En primer lugar, cuestionó con sus escritos los valores morales y éticos de la sociedad a través de una minuciosa exploración de la marginalidad social. Afirmó David Galloway: “El propósito que lo guía (a Genet en sus obras) es echar por tierra los valores burgueses y obligar a todo el mundo a aceptar la parte oscura de su yo, creando una ética de la drogadicción, el robo, la estafa, la homosexualidad y el homicidio, exactamente opuesta a la convencional (negadora de la vida y, por ende, absurda), que sus personajes tienen prohibida”. (“Historia de la literatura”, V6, Akal, 2004 p. 652). Segundo, fue uno de los representantes, junto con Franz Kafka, Samuel Beckett, Eugène Ionesco o el mismo Albert Camus, de la llamada “literatura del absurdo”, aquel movimiento literario, sobre todo expresado en el teatro, que propuso la falta de sentido de la existencia humana y la dificultad en la comunicación de las personas atrapadas en realidades incomprensibles. Tercero, su vida estuvo marcada por la marginalidad de la sociedad. De hecho, una de sus obras más relevantes, “Journal d’un voleur” (“Diario de un ladrón”, 1948), fue una biografía que escribió estando preso: “En este diario no quiero disimular las otras razones que me hicieron ladrón. La más simple fue la necesidad de comer. No obstante, en mi elección nunca intervinieron la rebeldía, la amargura o la ira”.
Aldous Huxley y las sociedades distópicas
Aldous Huxley fue, sin duda, una pluma transgresora que previó las nefastas consecuencias del totalitarismo, las guerras, la necesidad de los seres humanos de imponer su voluntad, rechazar la otredad y la ambición de poder que regía el comportamiento social, junto con el progreso y los riesgos de la ciencia. Afirmó el académico Eberhard Kreutzer: “Huxley nos advierte de los peligros que acechan a las sociedades industriales de masas y de concentración de poderes, pero nos advierte también sobre todo de la inconsciente aplicación de los conocimientos científicos” (Historia de la literatura, Akal, v. 6 p. 200).
Ezra Pound: vorticismo e imagismo
El poeta, ensayista, crítico literario, editor y traductor norteamericano Ezra Pound fue considerado un escritor transgresor y controversial en diversos sentidos: en primer lugar, fue pionero del llamado del “imagismo”, aquel movimiento en la poesía anglosajona de principios del siglo XX que procuraba la precisión de una imagen con un lenguaje claro y sencillo, sin adornos ni artificios: “Las caras en la multitud, pétalos de flores sobre un fondo negro”, por ejemplo, era un poema muy corto en el que predominaba la imagen y lograba evocar una sensación inmediata.
Lu Xun: padre de la literatura china moderna
En la historia de la literatura china, Lu Xun ocupó un lugar fundamental. Fue un escritor que desafió las convenciones seculares al escribir en el idioma del pueblo y adentrarse en las tendencias narrativas modernistas que ya se habían establecido en la literatura occidental, a partir de una mirada crítica y política, que logró yuxtaponer con el marxismo.
Agatha Christie: la reina de suspenso
Agatha Christie fue una de las primeras mujeres que escribió novelas de detectives a comienzos del siglo XX y ese solo hecho fue transgresor. Pero, además, su pluma fue disruptiva e innovadora por introducir narrativas confusas y giros insospechados; por incluir personajes femeninos de carácter fuerte y arrollador (la señora Marple, por ejemplo); por fusionar cuestiones morales y reflexiones sobre la naturaleza humana o la justicia, con la investigación del crimen, y por explorar temas sicológicos y sociológicos, verbigracia, los crímenes pasionales.
Colette: literatura, sexo y libertad
La francesa Sidone Garielle Colette, más conocida como Colette, transgredió numerosas construcciones sociales. En su momento, su prosa fue considerada denodada y revoltosa desde un punto de vista narrativo y lingüístico; sus temáticas exploraron temas modernos como la sexualidad femenina, la identidad y la emancipación de la mujer. Además, su vida personal rompió con los convencionalismos de su época. Digna representante de la belle époque, aquel importante momento histórico que transformó el arte, la literatura y la cultura en general, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX en Francia.
James Joyce: pionero del monólogo interior
En la publicación de nuestro especial “Historia de la literatura”, de la Jácara literaria (jueves 11 de agosto de 2022), ya nos habíamos referido al cuento “Los muertos”, del afamado escritor irlandés. Ahora me refiero a él específicamente porque considero que, además de ser parte del canon literario universal, James Joyce fue, sobre todo, un escritor transgresor por varias razones: fue el primero en utilizar la técnica narrativa del monólogo interior, a partir de la cual se adentró en los pensamientos y sentimientos íntimos de los personajes, hasta borrar la línea divisoria entre personaje y narrador; desafió las estructuras narratológicas tradicionales al presentar diferentes puntos de vista y perspectivas de varios personajes en una misma obra; se aventuró con temáticas imprudentes y temerarias para el momento histórico, como la sexualidad, la religión o la alienación de la sociedad; reinventó las disposiciones lingüísticas a partir de juegos de palabras y neologismos que exigieron al lector una inmersión profunda y presentó una ruptura con las formas tradicionales de contar historias con símbolos y elementos surrealistas modernos.
Selma Lagerlöf: entre lo fantástico y lo cotidiano
Selma Lagerlöf, esta escritora sueca fue la primera mujer en ganar el Premio Nobel de Literatura y ese hecho la convierte en una pluma transgresora, y también fue de las primeras en Suecia en luchar por los derechos al voto de las mujeres; fue la primera mujer en pertenecer a la Academia Sueca; impulsó numerosos movimientos feministas y, a comienzos del nazismo, ayudó a varios judíos en Alemania a llegar a Suecia, entre ellas la escritora Nelly Sachs, quien muchos años después también ganó el Nobel y en el discurso agradeció a Logerlöf por su ayuda.
Rudyard Kipling: entre las contradicciones del colonialismo
Rudyard Kipling, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1907, fue un escritor controversial. Su obra ha sido interpretada en diferentes sentidos: unos han asegurado que en sus escritos defendió las culturas de la India y criticó el colonialismo; otros, en cambio, han argumentado que su obra rezumó una defensa a favor del colonialismo.
Lo cierto es que fue una pluma transgresora y prolífica que dejó una huella en nuestro imaginario literario; son pocas las personas que no tienen en sus recuerdos juveniles El libro de la selva, la historia de Mowgli, el niño que fue criado por lobos en las selvas agrestes de la India.
Edward Prime Stevenson: identidad gay en el siglo XX
Edward Prime Stevenson fue, sin duda, una pluma transgresora, ya que fue el primero en presentar en la literatura una visión positiva del amor homosexual. Algunos estudios literarios y sociológicos han dado el nombre de literatura queer o literatura gay a una tendencia que se impuso a finales del siglo XIX y se desarrolló con vehemencia en el siglo XX.
Concha Espina: guerrera de la igualdad
La española Concha Espina fue nueve veces nominada y tres veces candidata finalista al Premio Nobel de Literatura; nunca lo ganó, pero su pluma prolífica dejó una huella indeleble en la literatura hispana. Su lucha permanente por los derechos de las mujeres y la igualdad social la convirtieron en una escritora transgresora y comprometida, que se atrevió a desafiar las convenciones sociales, políticas y literarias de su tiempo.
Natsume Sōseki: pionero de la Modernidad literaria en Japón
Natsume Sōseki fue uno de los escritores más celebrados en Japón a comienzos del siglo XX y, a mi juicio, una pluma transgresora por varias razones: por acercar las letras japonesas a Occidente; por retratar la complejidad de la vida moderna de una manera puntual; por examinar con lupa las transiciones culturales de la sociedad japonesa; por combinar el lirismo japonés con técnicas narratológicas modernas y por capturar la angustia existencial de una sociedad que se transforma demasiado rápido, a partir de una prosa irónica, satírica y muy entretenida.
Henryk Sienkiewicz: identidad e historia
El emperador Nerón es recordado en el imaginario histórico como aquel gobernante excéntrico y loco, responsable del incendio de Roma en el año 64 y de haber culpado por este hecho a la comunidad cristiana, que por ese entonces se formaba en el imperio. Ese fue el contexto histórico que le sirvió al escritor polaco Henryk Sienkiewicz para la ambientación de su obra maestra: “Quo Vadis: una historia en tiempos de Nerón”, publicada en 1895, que lo llevó a la fama. Pero, además de la popular novela histórica, Sienkiewicz fue un escritor comprometido, autor de una serie de novelas, a mi juicio, transgresoras, por la forma en la que proclamaron la identidad polaca, por una profunda conciencia política y social, por una cuidadosa yuxtaposición de hechos históricos con personajes de ficción desde un discurso que pareció mimetizar una realidad circular de la historia de la humanidad y por su prosa metódica.
Miguel de Unamuno: bastión de la generación del 98
Pensador, filósofo y escritor, Miguel de Unamuno es un referente de las letras universales de comienzos del siglo XX. Se trata de una pluma transgresora que lideró la generación del 98 (grupo de escritores, marcados con el año en el que termina la decadencia política en España, en un complejo contexto histórico y cultural, entre los que están Machado, Azorín, Baroja, Valle-Inclán y Maeztu), que desafió las convenciones literarias de su tiempo a partir de una constante búsqueda existencial desde lo religioso y lo social.
Gabriela Mistral: la poeta humanista
El jurado del premio Nobel de Literatura en 1945 se refirió a la obra de Gabriela Mistral como “poesía lírica inspirada por poderosas emociones”. Fue la primera mujer latinoamericana en ganarse el Nobel de Literatura, y esa fue su primera transgresión. Pero, aparte de su prominente carrera literaria, Mistral fue cónsul de Chile en varias ciudades, como Nueva York, Madrid, Lisboa y Niza, actividad que era considerada como una ruptura con el papel femenino asignado por la conservadora sociedad chilena de principios del siglo XX. Adicionalmente, contribuyó a la educación.
Rosalía de Castro: adalid de la literatura gallega
La pluma de Rosalía de Castro fue una transgresora en varios sentidos: fue precursora del renacimiento de la literatura gallega; a partir del Romanticismo, sentó las bases de la poesía española moderna; dejó constancia de la importancia de la presencia femenina en los círculos literarios; desafió a una sociedad conservadora al no dejarse intimidar por ser hija ilegítima y se consagró como una de las escritoras más importantes del siglo XIX en España.
Eça de Queiroz: comicidad y realismo
La prosa de Eça de Queiroz es considerada como una de las más representativas de la lengua portuguesa y, un referente fundamental tanto en la literatura lusófona, como en la hispanoamericana. Su estilo se caracterizó por innovar en el lenguaje (fue un maestro de los neologismos), en el humor y sintaxis. Además, su pluma es considerada transgresora por presentar en sus escritos una crítica social, política y satírica a la clase burguesa y al clero, a través de personajes variados que dejan ver sus pasiones, sentimientos, vicios y comportamientos en un ambiente verosímil y realista.
D. H. Lawrence: el autor de las relaciones humanas y la sexualidad
El inglés David Herbert Lawrence, más conocido como D. H. Lawrence, fue uno de los escritores más transgresores y controvertidos de comienzos del siglo XX. La gran mayoría de su obra explora, de manera novedosa y moderna, temas como las relaciones humanas: “La igualdad mística se encuentra en el mundo de lo abstracto, y no en el tener y en el hacer, que, a fin de cuentas, son procesos. En las funciones y en los procesos un hombre debe estar forzosamente subordinado a otro hombre, una pieza a otra pieza. Es uno de los imperativos del ser” (“Mujeres enamoradas”). De la misma manera se expresan en sus novelas ideas sobre la sexualidad, las pasiones y el deseo. Deja ver una visión del concepto del amor y de la necesidad de integrar los aspectos intelectuales con los puramente carnales. Su prosa es disruptiva, atrevida y presenta una mirada crítica a la Revolución Industrial y sus efectos en las personas: “Los trabajadores luchaban inspirados en su pasión por la igualdad” (“Mujeres enamoradas”). Para eso utliza personajes complejos y con profundidad psicológica. Pero además sus escritos rezuman un lenguaje poético, lleno de imágenes y simbolismo.
Mary Anne Evans o George Eliot: realismo psicológico
Mary Anne Evans (1819-1880), más conocida por su seudónimo masculino, George Eliot, fue una de las escritoras más transgresoras de la literatura victoriana y una de las más relevantes en la historia de la literatura inglesa. Su obra tanto ensayística como novelística, a partir de una prosa y unos personajes dibujados con una cuidadosa mirada subjetiva y psicológica, exploró temas sociales y políticos, la situación de las mujeres en la sociedad de la época, la violencia doméstica y la marginalidad rural.