La llamada

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La llamada

Leila Guerriero

Anagrama, 2024

La llamada, un retrato es un perfil hecho por la periodista Leila Guerriero sobre el secuestro perpetrado por la dictadura argentina a Silvia Lavayru, el 29 de diciembre de 1976, cuando tenía veinte años y estaba embarazada; sus días prisionera en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA); su posterior exilio en España y su vida desde entonces hasta noviembre de 2022 son el eje de la narración. Se trata fusión entre crónica periodística, novela y biografía que construye la periodista a partir de conversaciones que ha mantenido durante meses años con Silvia Lavayru y con personas cercanas a esta. 

Es una propuesta narrativa muy bien lograda, ya que presenta los hechos, los puntos de vista, las contradicciones, la vida cotidiana de Silvia Labayru y las personas que la rodean actualmente o que la conocieron, para que los lectores y lectoras se formen su propia opinion de lo ocurrido. Prosa impecable, bien construida que deja ver temas como la extorsión emocional, el juzgamiento posterior por el hecho de haber sobrevivido, los alcances del consentimiento en una violación; la justicia; la memoria; el secuestro y la desaparición; la redención y el repudio; el trauma y sus efectos; los Montoneros y sus ideales… y muchos temas que la escritora presenta de una forma objetiva, a pesar de estar narrado desde un “yo” muy personal.  ¡Recomendado!

Dejo una cita que, a mi juicio, da un ejemplo acertado de la prosa de Guerriero y el alcance de su propuesta narrativa:

“Solo un año y medio después de haberla visto por primera vez me siento cómoda haciendo algunas bromas. Un día comenta que le pidieron que revisara materiales vinculados con la ESMA. Lo hace, pero dice que al vez piensa: «Dios mío, esto no se va a acabar nunca, ¿hace falta escribir tanto, investigar tanto sobre lo mismo?». Le digo que no soy quién para opinar, puesto que vota a escribir sobre «al menos un material vinculado con la ESMA», y le sugiero que, si se siente harta, cuando le pidan ayuda en relación con el tema empiécelos a sollozar y diga:«¡No, por favor, no puedo hablar de eso, me hace muy mal!» Responde con un audio que empieza con una carcajada cristalina: «¡Me has hecho reír!»”

Sinopsis de la editorial:

«Esta es una historia real, llena de aristas y sombras, sobre la condición humana.

A fines de los sesenta, con trece años, la argentina Silvia Labayru era una adolescente tímida, lectora, amante de los animales, entusiasta de John F. Kennedy, hija de una familia de militares que incluía a su padre, miembro de la Fuerza Aérea y piloto civil. A esa edad ingresó en el Colegio Nacional Buenos Aires, una institución pública de gran prestigio, donde entró en contacto con agrupaciones estudiantiles de izquierda y se transformó en una militante aguerrida. En marzo de 1976 se produjo en la Argentina un golpe de Estado que dio comienzo a una dictadura militar. Para entonces, embarazada de cinco meses y con veinte años, Labayru integraba el sector de Inteligencia de la organización Montoneros, un grupo armado de extracción peronista. El 29 de diciembre de 1976 fue secuestrada por militares y trasladada a la ESMA, la Escuela de Mecánica de la Armada, donde funcionaba un centro de detención clandestino en el cual se torturó y asesinó a miles de personas. Allí tuvo a su hija que, una semana más tarde, fue entregada a los abuelos paternos. En la ESMA, Labayru fue torturada, obligada a realizar trabajo esclavo, violada reiteradamente por un oficial y forzada a representar el papel de hermana de Alfredo Astiz, un miembro de la Armada que se había infiltrado en la organización Madres de Plaza de Mayo, un operativo que terminó con tres Madres y dos monjas francesas desaparecidas. La liberaron en junio de 1978 y en el avión rumbo a Madrid, junto a su hija de un año y medio, pensó: «Se acabó el infierno». Pero el infierno no había terminado. Los argentinos en el exilio la repudiaron, acusándola de traidora a raíz de la desaparición de las Madres. Abominada por quienes habían sido sus compañeros de militancia, arropada por unos pocos amigos fieles exiliados en Europa, hizo una vida. Hasta que en 2018 la contactó desde Buenos Aires un hombre que había sido su pareja en los años setenta y, en una secuencia en la que se funden manipulaciones familiares que torcieron el destino, comenzó a urdirse una historia que continúa hasta hoy.

La periodista Leila Guerriero comenzó a entrevistarla en 2021, mientras se esperaba la sentencia del primer juicio por crímenes de violencia sexual cometidos contra mujeres secuestradas durante la dictadura, en el que Labayru era denunciante. A lo largo de casi dos años, habló con sus amigos, sus exparejas, su pareja actual, sus hijos y sus compañeros de cautiverio y de militancia. El resultado es el retrato de una mujer con una historia compleja en la que se amalgaman el amor, el sexo, la violencia, el humor, los hijos, los padres, la infidelidad, la política, los amigos, las mudanzas, y en la que sobrevuela una llamada telefónica que, realizada desde la ESMA el 14 de marzo de 1977, le salvó la vida.»

#Reseña

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