Ceremonia
Felipe Restrepo Pombo
Planeta, 2021
Tenía este libro en mis pendientes de lectura. El escritor bogotano nos muestra nuevamente su destreza narrativa con una prosa cuidadosa. Se trata de un retrato de tres generaciones de una familia en cualquier país de América latina, aunque por el lenguaje, los sucesos y la historia, se supone que es Colombia. Un abuelo autoritario, controlador, egoísta, manipulador y orgulloso; un hijo traumatizado por la falta de cariño; un nieto y dos nietas que no logran encontrar su lugar en el mundo y la sociedad que los rodea.
Una trama cotidiana y al mismo tiempo, asombrosa. Es una fotografía de muchas familias colombianas que viven exclusivamente para la exportación, para los otros. Se dejan llevar por el control social y lo preestablecido antes de dejar aflorar su propio ser. El argumento está lleno de lugares comunes, que precisamente, hace que se trate de una juiciosa y detallada observación sociológica e histórica, que dialoga con la realidad del país. La lectura es dinámica y deja varias reflexiones.
Sinopsis de la editorial:
Esta novela podría suceder en cualquier sociedad de clase alta latinoamericana. Son tantas las similitudes del desprecio por el mundo de las pequeñas élites regionales, que sus personajes resultan conmovedores en lo mejor y lo peor de sí mismos. Arturo Ibarra es un terrateniente que hizo fortuna gracias a la explotación minera del carbón. A medida que pasa el tiempo, y Santa María, el lugar donde vive, comienza a ser asolado por la violencia, expulsa a su esposa y tres hijos de ese mundo rural en donde fueron criados por tutores, para fundar ejércitos privados y dar rienda a su desenfreno sexual con jovencitas. La familia Ibarra construye un destino lejos de esa hacienda y consigue, con dinero, afiliaciones a clubes y colegios bilingües, medrar en la pequeña sociedad para encontrar un lugar. El matrimonio de la nieta mayor de Ibarra, hija de Enrique su hijo, con un prototípico político nacional desencadenará una especie de fresco terrible del desprecio, la antipatía, el egoísmo y el triunfo de quienes parecen una familia, pero reivindica, sin embargo, a aquellos que, presos de un destino, como Valentina o Patricio, logran escapar de ese sino, a riesgo de volverse marginales. La exploración de la sexualidad, del deseo, de la terrible soledad de esos palacios de cristal ajenos para la mayoría, se encuentran estupendamente bien narrados en la segunda novela de Felipe Restrepo quien, en Formas de evasión, su primer libro, había jugado con la idea de desaparecer ante el hartazgo social. Mientras algunos de sus personajes lo logran, otros, como Daniela o el misterioso y ominoso Akelarri, serán el centro de una intriga trepidante que incluye una secta, unos gurús, mucho dinero, corrupción, negocios, lujo, moda, dolor, rabia, paraísos artificiales, drogas, alcohol y mucha, pero mucha soledad.